Los españoles llevaron a cabo la conquista de América media con una increíble facilidad. En el transcurso de sus diversos viajes, entre 1492 y 1504, Cristóbal Colón descubrió las Antillas, Venezuela y una parte del litoral atlántico de América central, pero murió sin saber que había descubierto un nuevo continente.
La Española, isla de las Antillas, en el mar Caribe, situada al sureste de Cuba y al oeste de Puerto Rico (hoy dividida en dos países: Haití y la República Dominicana), fue la isla preferida por Colón y la primera en ser colonizada (Santo Domingo, 1496). En las grandes Antillas le siguieron Cuba (La Habana, 1519) y Puerto Rico (San Juan, 1521). Pero Santo Domingo constituía la base a partir de la cual los conquistadores se lanzaban al asalto de la Tierra Firme en sus dos puntos más privilegiados: el istmo de Panamá y las tierras altas de México central, corazón del Imperio Azteca.
En 1498, los reyes permitieron a cualquier ciudadano explorar las nuevas tierras descubiertas por Colón. Alonso de Ojeda, acompañado de Juan de la Cosa y Américo Vespucio, fue el primero en aprovechar el permiso real en 1499, iniciando los Viajes Menores que exploran el litoral americano, la Tierra Firme, desde Brasil a Panamá y demuestran que se trata de un nuevo continente entre Europa y Asia.
Tierra Firme fue el término con el que se designó en principio, y para distinguirlas de las islas antillanas, a las tierras del continente americano más próximas al mar Caribe; en especial a la costa norte de Sudamérica, desde el río Orinoco hasta el istmo de Panamá, descubiertas y conquistadas por españoles desde la primera mitad del siglo XVI. Más tarde hizo referencia a toda la zona continental del Caribe en general. Desde principios del siglo XVI Tierra Firme fue el centro desde donde se gobernaba Castilla del Oro. La denominación del reino de Tierra Firme quedó restringida desde 1563 al límite jurisdiccional de la Audiencia de Panamá.
El territorio de Tierra Firme se dividió en dos gobernaciones: Nueva Andalucía (costa atlántica de Colombia), encomendada a Alonso de Ojeda, y Castilla del Oro (Panamá), encomendada a Diego de Nicuesa. La colonización de estas dos gobernaciones fracasó y los supervivientes se refugiaron en el golfo de Darién, fundando Santa María de la Antigua del Darién (1510), en el litoral oeste del golfo de Urabá, cerca de la frontera con Panamá. Esta llamada ciudad o simple campamento fue el primer asentamiento europeo del continente americano. Fundada por Martín Fernández de Enciso el 25 de diciembre de 1510 a sugerencia de Vasco Núñez de Balboa, recibió su nombre en homenaje a la imagen venerada en Sevilla (España), añadiéndose 'del Darién' para rememorar la comarca de su ubicación.
Dos años después de su fundación, vivían en Santa María de la Antigua del Darién unos trescientos españoles desmoralizados y mal avituallados por la incapacidad de sus dirigentes. Un grupo de ellos se rebela contra Nicuesa y nombra alcalde a Vasco Núñez de Balboa, un lugarteniente de Ojeda. Surgiría así el primer gran jefe que iba a producir la sociedad de la frontera y que sería, con Hernán Cortés, uno de los conquistadores con más tacto y talento político. Desde este asentamiento, Núñez de Balboa exploró el territorio hacia el oeste, atravesó el istmo de Panamá y descubrió el océano Pacífico, al que llamó mar del Sur (1513) por encontrarlo en dirección de este punto cardinal.
Vasco Núñez de Balboa era un hidalgo extremeño y pobre que había viajado mucho por el Caribe y se había cargado de deudas en la Española. Bajo su influencia, un grupo destituyó en Santa María de la Antigua a sus jefes y los envió a Santo Domingo, nombrando a Balboa para sustituirles en 1511.
«El nuevo líder no exigió a los indios tributo alguno, ni tampoco trabajo forzoso; cuidó de disciplinar y contener a sus hombres, sin repetir ninguna de las crueldades y horrores que había visto cometer a sus compatriotas en las Antillas. Usó la fuerza para imponerse a los jefes nativos, mas tan pronto lo aceptaron como a jefe más capaz y poderoso, Balboa les prometió amistad, y cumplió siempre sus promesas. Respetó las estructuras sociales y políticas de los nativos; incluso los puso en paz, mediando como árbitro paciente y hábil en las hasta entonces allí frecuentes disputas y luchas entre caciques –nombre que en algunos lugares del Caribe daban los indios a sus señores, y que los castellanos extenderían a toda Mesoamérica para designar a los jefes de comunidades indígenas.
Balboa exploró la cuenca del Río Atrato hacia el Sur, en busca del origen de las piezas de oro labrado que se hallaban en la costa. Hacia el Oeste, atravesó el istmo de Panamá, descubriendo el océano Pacífico o mar del Sur (1513). Sentó las bases de una colonia de conquista en la que los castellanos empezaron a vivir sobre el terreno como minoría militar dominante y parásita, más sin perturbar apreciablemente la vida política, económica, social y cultural de los nativos.
Balboa escribió al rey dando cuenta de sus éxitos, pero en la Corte no consideraron a un pobre advenedizo ni capaz ni digno de consolidar su propia obra; por ello fue nombrado gobernador y capitán general de Castilla del Oro un anciano aristócrata, duro, envidioso y absolutamente ignorante del mundo en el que iba a actuar: Pedrarias Dávila. Dado que los méritos de Balboa no podían ser desconocidos, un poco tardíamente se le nombró adelantado del Mar del Sur y gobernador de los territorios de Coiba y Panamá; fue algo que Pedrarias no pudo encajar nunca; en enero de 1919 y tras una apariencia de proceso legal, Balboa acabó siendo degollado junto a cinco de sus compañeros. Y éste sería el fin del primer gran líder surgido en la frontera del Caribe.» [Céspedes, Guillermo: “La conquista”. En: Carrasco, Pedro / Céspedes, Guillermo: Historia de América Latina. Madrid: Alianza Editorial, 1985, vol. 1, p. 324-325]
La Leyes Nuevas de 1542 declaraban la encomienda a extinguir tras la muerte del encomendero, es decir, del primer beneficiario. La encomienda no se podría dejar en herencia a la descendencia. Estas leyes abolían prácticamente la esclavitud de los indígenas y los liberaban de la servidumbre personal. A la muerte del encomendero o primer beneficiario, los indígenas a su servicio pasarían a depender directamente de la monarquía castellana.
http://hispanoteca.eu/Landeskunde-LA/Historia%20del%20descubrimiento%20y%20conquista%20de%20Am%C3%A9rica.htm
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